Vol. 7 Núm. 13 (2024): Persona

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El tema de la persona verdadera nos dispone a reafirmar la importancia de elaborar un pensar popular poblado de procesos de escucha y consulta, y orientado al desarrollo de nuevas y fecundas acciones sociales e individuales. Es un dato elemental que la praxis de los pueblos está preñada de inteligencia y experiencia. El modo de estar de cada uno de ellos, en su contexto cultural, instala respuestas originales a los problemas y ofrece al pensar fundamentos que sustentan el estilo de vida escogido. 

Descartada la escucha de voces que presionan y alienan a un pueblo, y desechada la añoranza del retorno a la “ingeniería social” para fijar elementos de juicio o acción, se abre un amplio horizonte popular de experiencias, reflexiones y proyectos. 

Las meditaciones sobre un grupo humano se descubren en su historia y representaciones simbólicas, y desembocan en las esperanzas y necesidades actuales que urgen respuestas. Más que nunca, el pueblo quiere partir desde la concreción actual de su cultura, incorporar a ella su dimensión histórica y prestar atención a las múltiples experiencias de las personas de cualquier condición que lo constituyen. Acostumbran los pueblos pensar inductivamente, articular la convivencia en una fraternidad segmentada pero posible y esperar resultados notorios. 

En la situación actual, es oportuno proponer un nuevo comienzo y, a la vez, una transformación metodológica que incluya los procesos de escucha de los múltiples actores del grupo humano organizado, los momentos de reflexión que parten de todos los actores sociales, y los planes y procedimientos de las actividades a realizar. 

Los programas de acción, por encima de un respaldo científico y tecnológico o de las planificaciones políticas, deben responder razonablemente a las personas que son los destinatarios finales. No pueden ya escamotearse los procesos de escucha y consulta al pueblo, es decir, a las personas de cualquier clase y condición. Pero, al mismo tiempo, es indispensable favorecer espacios de reflexión teórica e histórica grupales que armonicen una fraternidad fundada en la capacidad de reflexión compartida de los individuos. De este modo, la experiencia del pueblo y su praxis histórica serán el punto de partida de los procesos de cambio y el lugar de reflexión y discernimiento a partir de la experiencia vital de las personas.

La Dirección

Publicado: 2024-12-18

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