Arte y belleza ayer y hoy
Palabras clave:
belleza, arte, clasicismo, crepusculo, crepúsculo, crisis, vanguardia, vanguardiasResumen
De las respectivas doctrinas metafísicas de los filósofos antiguos se desprendieron las reflexiones en torno de la belleza. La filosofía medieval continuó con
esta tradición, pero, atendiendo a la belleza estética, agregó la perspectiva del sujeto (“bello es lo que al ser visto place”) y su referencia al arte, abriendo así el camino de la estética moderna.
Con el desarrollo del subjetivismo idealista moderno y su propiedad de lo real como objeto de conciencia, la belleza pasaría a ser correlato de la experiencia subjetiva.
Ahora bien, desde fines del siglo XIX, con la irrupción del arte moderno, la dupla arte-belleza parece haber sufrido un daño severo, y para muchos, irreparable.
Así lo entendió Umberto Eco en su Historia de la belleza constatando que aquel ideal ha sufrido un profundo deterioro cultural. Desacreditado por considerárselo ideal burgués o decadente, quedó fuera del campo privilegiado en que lo había ubicado la época moderna.
El filósofo y crítico de arte Arthur C. Danto, en cambio –tras una nueva proclamación del fin del arte– parece ir más allá. Ya el dadaísta Tzará había deseado “asesinar la belleza”; su arte esencialmente efímero se resistía ser tenido por bello. En el gesto provocativo de Marcel Duchamp y su Fuente se reconoce un cuestionamiento del ideal mismo de belleza, y con ello, la apertura a la era de “la injuria de la belleza”.
Nos preguntamos: ¿La asociación arte-belleza fue una circunstancia histórica o responde a la esencia misma del arte?
Artistas y pensadores se interesan por ello.
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